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viernes, 5 de julio de 2013

RECORDANDO AL PADRE NOVATO



 El Padre Novato nació en Teruel el 20 de Junio de 1933. Hoy recordamos un año más de su nacimiento. Pero a la vez recordamos que en el año 2004, un día antes de su cumpleaños, se enfermó y estuvo internado hasta el 15 de Julio, día en que partió a la casa del Padre, por eso se publica un artículo de La Revista de la Prelatura de Yauyos del 2004, donde nos cuenta cómo era el Padre Novato y cómo pasó el último mes de su vida.

Una sonrisa que se fue al Cielo

Un día antes, el 19 de junio, Mons. Novato amaneció mal y le llevamos de inmediato al hospital, allí tuvo una recaída de consideración y hubo que trasladarlo a Lima. Entró en emergencia y rápidamente a cuidados intensivos. No podía hablar ni comunicarse con nadie. Era sábado, día de la Virgen y víspera de su cumpleaños. Estábamos consternados y sombrados por lo que había ocurrido. Empezamos a rezar.

El Padre Novato era un hombre alegre y divertido. Todos agradecían su presencia por su extraordinario don de gentes. Estaba pendiente de los demás y conseguía con mucha facilidad que todos la pasaran bien. Poco antes de caer enfermo había sido el cumpleaños de su vicario parroquial. Organizó una parrillada y él mismo colaboró en la preparación batiendo el fuego con mucha ilusión y probando la sazón de los alimentos. Se la pasaba en grande como anfitrión y gozaba cuando veía felices a los demás.

El P. Novato había llegado al Perú en 1966. Su primera parroquia fue en la sierra de Huangáscar, luego fue trasladado a Pacarán y después a Cerro AIegre, su última parroquia.

EI amor y la fidelidad a su vocación hizo que estuviera pendiente de sus hermanos sacerdote: para que sean fieles a sus compromisos. Rezó por ellos y por las futuras vocaciones. Pregunta; frecuentemente por los seminaristas, con nombre y apellido, los conocía a todos y procuraba alcanzarles con mucho cariño algo de su experiencia con palabras claras y precisas, dichas con la urgencia de un padre que vela por sus hijos. Animó a varios chicos a entrar al Seminario y a otros a que participaran de algún medio de formación para la juventud. Fue un buen director espiritual de sacerdotes y seminaristas. Quienes le escuchaban encontraban en él un sacerdote que decía las cosas sin rodeos, con franqueza y sinceridad, animando siempre o todos. Contagiaba con su optimismo y alegría.
Organizó con mucho entusiasmo los Cursillos de cristiandad por los que han pasado cientos de hombres y mujeres de la Prelatura. Todos le recuerdan con cariño.

En Cerro Alegre tuvo sus principales proyectos. Dirigió la reconstrucción de la fachada de la iglesia, construcción de la casa parroquial y las casas de retiros. Antes de fallecer estuvo impulsando la construcción de la casa de las religiosas y algunas obras de ampliación en el colegio parroquial “San José”, donde era Director. En la parroquia se ocupó también de cuidar el decoro y la dignidad de los ornamentos y vasos sagrados. Poco a poco iba mejorando la iglesia: bancas de mayor calidad, nuevas imágenes, mejoras en la sacristía, etc.

El P. Novato era socio de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz. Quería mucho a San Josemaría Escrivá y estaba totalmente identificado con su vocación al Opus Dei. Asistía puntualmente a sus medios de formación que aprovechaba valorándolos mucho. Siempre manifestó su agradecimiento por las atenciones que recibía. Y no dejaba de impulsar con entusiasmo los apostolados del Opus Dei, en Valle Grande y en Condoray, tratando de conectar a los fieles de su parroquia o a los empleados o profesores de su colegio.

El  último año que estuvo con nosotros no dejó de rezar por el nuevo obispo de la Prelatura.

El P. Novato estuvo 25 días en cuidados intensivos antes de fallecer. El Señor quiso purificarlo más para llevárselo al Cielo. Él, que era un gran conversador, estuvo totalmente incomunicado. No podía porque los tubos se lo impedían. Lo veíamos apagarse poco a poco rodeado de nuestro cariño y nuestras oraciones. Muchas personas fueron a visitarle, preguntaban por él todo el día. En el hospital los médicos y las enfermeras se portaron muy bien. A su lado había mucha paz. A pesar de estar en cuidados intensivos facilitaron las cosas para que se le pudiera ver. El P. Ignacio Hemández vino especialmente de Teruel (España) en nombre de su familia y de su pueblo. Estaba muy impresionado por el cariño que había a su lado.
Su corazón ya no pudo más y el 15 de Julio último dejó de existir, tres días antes del Curso Teológico de Lunahuaná.

Esa misma fecha llegó por la noche a la parroquia de Cerro Alegre. Todos le esperaban con cariño. Sus restos se colocaron en la iglesia y empezaron las Misas. El templo siempre estaba lleno de gente, en todo momento. El sábado l7 se trasladó a san Vicente para la Misa de exequias en el santuario de la Madre del Amor Hermoso. Los funerales fueron impresionantes. El Santuario estaba lleno. Muchos llegaron de Lima para rezar junto a sus restos. El 15 de Agosto, fiesta de la Virgen de la Asunción, así se llama la parroquia de Cerro Alegre, se celebró la Misa del primer mes. La iglesia estaba totalmente llena. Fueron momentos llenos de recuerdos y de oración serena por su alma.

Monseñor Novato descansa en la cripta que hay en el Santuario al lado del oratorio donde hacía siempre sus retiros mensuales. No olvidaremos la extensa y gigante sonrisa que era la expresión de la enorme alegría que llevaba en su corazón. Ahora en el Cielo seguirá sonriendo delante de Dios

sábado, 8 de junio de 2013

36 Años de Fallecimiento P. Felix Moral Molinero



BIOGRAFÍA DEL PADRE FELIX MORAL MOLINERO

El Padre Félix Moral Molinero nació el 21 de Febrero de 1930, en un pueblo de Castilla La Vieja: MIGUELAÑEZ, de la provincia de Segovia ESPAÑA. Ahí residen sus padres ancianos: Alejandro y María.
Era el tercero de sus seis hermanos.
Ingresa al Seminario Diocesano de Segovia cuando tenía 11 años. A los 23 se recibe de sacerdote, encargándole el Sr. Obispo D Daniel Llorente, la parroquia  de un pueblo llamado San Pedro.
El 16 de Junio de 1967 deja su patria y sus padres y viene al Perú. Regenta durante 4 años la parroquia de Huangáscar (Yauyos) un año pasa en Imperial, y los 4 últimos  de su vida fue Párroco de Lunahuaná.
Aquí muere accidentalmente, cuando bajaba de la torre de tocar la segunda campanada para la misa del domingo, a las 6.41 de la tarde del día 5 de Junio de 1977.
Miles de personas acompañan a la Misa de cuerpo presente en Lunahuaná, y multitudes le acompañan en la Catedral de San Vicente de cañete a la segunda misa con-celebrada, presidida ambas por el Excmo. Y Rvdmo. Sr. Obispo Dr. Luis Sánchez Moreno Lira.
Sus restos mortales, llevados a hombros de sacerdotes y fieles reposan en el cementerio de esta ciudad, en el Cuartel de San Pedro N° 11. Fila tercera.
DESCANCE EN PAZ.
 
UN DIA DEL PADRE FELIX
Se levantaba a las seis de la Mañana, y seguidamente hacía su oración y el rezo del Oficio Divino, para luego tener tiempo en su apostolado, con  que llenaba el día, acabando con la Santa Misa.
Siempre se sentaba media hora antes en el confesionario, donde desgranaba rosarios y oraciones, y de ese modo fue consiguiendo que unos y otros se acercasen a la confesión.
Desde el cielo habrá observado la respuesta a su dedicación, viendo tantas y tantas almas que en la Misa de su sepelio se acercaron al Sacramento de la Eucaristía para recibir al Señor.
Ello fue el mejor premio que el P. Félix se llevó al cielo a la tercera campanada, La  de su muerte, muchas almas cumplían el gusto de su padre y pastor.


domingo, 2 de junio de 2013

Bodas de Plata de tres sacerdotes de nuestra Pralatura de Yauyos


25 años de fidelidad al Señor

El 29 de Mayo tres sacerdotes de la Pralatura de Yauyos cumplierón 25 años de Ordenación sacerdotal, ellos son:
P. Luis Ceregino Morello: Natural de Piura en la Actualidad está trabajando en Piura apoyando en la labor pastoral de la Universidad de Piura.
P. Nelson Goichochea Madueño: Natural de Yauyos, tiene un hermano menor que también es sacerdote, ha sido rector del Seminario Menor, durante varios años ha estado trabajando en Argentina, en la actualidad se encuentra en Roma estudiando.
P. Felipe Peña
P. Felipe Peña Bozzo: Natural de San Vicente de Cañete, tiene una hermana religiosa en las Hermanas de Santa Ana, un hermano sacerdote. A trabajado en distintas parroquias de nuestra Prelatura. En la actualidad es el director espiritual del Seminario Menor Nuestra Señora del Valle.
Los tres fueron ordenado por el Beato Juan Pablo II en Roma
Pedimos a los fieles que eleven oraciones por la fidelidad y santidad de estos hermanos nuestros y a la vez se agradece al Señor por estos tres regalos que da a la Prelatura de Yauyos.

jueves, 23 de mayo de 2013

Homenaje a Monseñor Frutos Berzal


Este domingo, en el Santuario Madre del Amor Hermoso se realizará un homenaje a Monseñor Frutos, fue uno de los primeros sacerdotes que llegó a empezar nuestra Prelatura.
Ahora, en el Año Sacerdotal, presentamos una joya del sacerdocio: el Padre Frutos. A él no le gusta recibir alabanzas y a quien lo hace lo “mata”; así que yo ya debo estar “muerto” cuando lean esto.
El Padre Frutos llegó a Perú en 1957; lleva 53 años en nuestra patria: es más peruano que yo y que muchos sacerdotes peruanos. Llegó muy joven y ha recorrido la sierra de Yauyos de arriba abajo. Algunas veces, tenía que trepar un cerro rocoso agarrándose a las orejas del caballo. En el libro “Yauyos, una aventura en los Andes”, del Padre Samuel Valero se encuentran muchas anécdotas del P. Frutos y de los primeros sacerdotes de la época de oro.
De joven, ha sido un gran futbolista. El P. Eusebio decía que pudo haber jugado en la selección española. En Yauyos, durante una temporada, dirigió un equipo de fútbol y les llevó a campeonar; pero, eso sí, tenía que sacar a algunos jugadores de las cantinas en la víspera de los partidos. A veces, ha recorrido muchos kilómetros a los pueblos de la sierra para reemplazar a algún sacerdote enfermo; celebraba las Santas Misas el fin de semana, y el lunes ya estaba dando nuevamente clases en Cañete. En Matucana uno puede ver en un Libro de Bautismo muchos bautismos asentados por él, y eso que iba pocos días a ese pueblo.
El 2003, a los 25 años de la primera ordenación sacerdotal, el Padre Eusebio Laguna, comparó al P. Frutos con Josué, la mano derecha del gran patriarca Moisés. Así como Josué hizo pasar del desierto a la tierra prometida al pueblo de Israel, el P. Frutos ha hecho pasar un espíritu bueno desde los primeros sacerdotes y obispo hasta ahora. El 2007, en las Bodas de Oro de la Prelatura territorial de Yauyos, fue el gran homenajeado porque se ha quedado 50 años entre nosotros. Se celebró también la fidelidad y entrega de los demás sacerdotes, pero él se llevó la gran simpatía. La profesora Rocío Flores le compuso una canción en esa ocasión.
Como buen castellano es sincero y directo en el hablar, y como buen peruano ahora tiene un corazón de madre. Parece que no se emociona fácilmente, al menos no asoman lágrimas a sus ojos en las emociones y penas; pero, en verdad, se preocupa de la salud espiritual y física de los sacerdotes. En un primer momento parece que –las apariencias engañan- fuera un hombre muy duro, pero en el trato, por las bromas, palabras y cariño se nota su corazón sacerdotal. En la confesión te trata con tanto cariño que se parece a Dios y dan ganas de volverse a confesar siempre.
Al error le llama error, y sabe envolverlo con delicadeza. Nos advierte que los sacerdotes peruanos parece que no nos molestáramos, pero, a veces, nos sale “el indio”, y podemos maltratar a nuestros paisanos; también nos advierte que somos buenos pero resentidos, que, a veces, no se nos puede decir fuerte las cosas porque nos sienta mal. El Padre Frutos ha sabido combinar la fortaleza con el cariño. Sus consejos son acertados por la experiencia abundante que tiene. Se entera de todo lo que pasa en la Prelatura y va siempre a lo esencial. Por eso, muchos fieles le escuchan con agrado en sus prédicas.
Muchos de sus alumnos le recuerdan. Especialmente las señoras que ahora son abuelas le tratan con agradecimiento. ¿Quién no aprecia al P. Frutos? Posee una buena memoria y se acuerda de muchos de los nombres de sus alumnos. A las señoras mayores, de broma, a veces, las llama brujas y a las jóvenes –aunque sean religiosas- las llama, feas. Causa un revuelo general entre ellas, pero le disculpan todo porque lo dice bien, ya que conoce la naturaleza humana.
 Tiene 80 años, y todavía juega tenis. Es como un roble. Un roble doble con fruto. También descansa un rato durante la semana porque sabe que el sacerdote tiene necesidad de recuperar fuerzas. Tiene más de 20 años en la parroquia de Imperial, donde es muy querido por sus vicarios y feligreses.
P. Leoncio Córdova Vega

jueves, 7 de febrero de 2013

Monseñor Enrique Pelach i Feliu





La diócesis de Abancay ha iniciado el proceso de beatificación de Mons. Enrique Pèlach y Feliu, quien fuera obispo de esa circunscripción de 1968 a 1992. La labor pastoral de Mons. Pèlach es impresionante: construcción de asilos, comedores, dispensarios médicos, iglesias, seminarios, edición de catecismos y otros libros pastorales. Del Catecismo que escribió con Mons. Antonio Kühner (Editorial Andina, 1975) se han vendido más de cien mil ejemplares. Algo se puede leer en su autobiografía: "Abancay. Un obispo en Los Andes" (Rialp, 2005). 

Don Enrique Pèlach nació en Gerona en 1917. Se ordenó sacerdote en 1944. Realizó estudios de Misionología en Roma, donde conoció a San Josemaría Escrivá. Fue el primer socio agregado de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz. Vino al Perú en 1957 para trabajar en la Prelatura de Yauyos. Falleció en Abancay en olor de santidad en el año 2007.



Aquí se puede leer una reseña más amplia de su vida y aquí una poesía compuesta con motivo de su fallecimiento, de la que anoto unos versos: 
¡Abrid los ojos, hermanos abanquinos!
Cristo dijo: "Por los frutos os conoceréis".
Ahí están los frutos de su oración, entrega y fidelidad:
Preocupación por el clero: los Seminarios "la niña de sus ojos".
Devoción a la Virgen: los Santuarios.
Amor a la Eucaristía: los Templos.
Compasión por los enfermos: Centro Médico "Santa Teresa".
Cuidado de la juventud: Hogares estudiantiles.
Empeño en dar doctrina: Catecismos y guías cristianas.
Amigos míos: Obras son amores y no buenas razones.
Betafilms hizo un bonito reportaje de su trabajo, que se puede ver en Youtube. 

Quienes hayan recibido favores por intercesión de Mons. Pèlach, pueden dejar constancia de ello en el siguiente mail: obispadoabancay@speedy.com.pe.

A 13 años de la partida del Padre Julian


sábado, 24 de noviembre de 2012

El Padre Samuel Valero ha partido a la Casa del Padre

miércoles, 26 de septiembre de 2012

A 3 AÑOS DEL FALLECIMIENTO DE MONSEÑOR LUIS SANCHEZ MORENO-LIRA

sábado, 22 de septiembre de 2012

Monseñor Jose María Ortega: Obispo de Juli

Permiteme que te lo presente.Mons. Jose Maria Ortega. Uno de los 4 primeros Sacerdotes de la Prelarura de Cañete (Peru) y desde Abril del 2.006 es Obispo de la Prelatura de Juli- Puno (Peru).
¿Donde esta JULI?. 
Si conoces el "lago TITICACA"...pues al ladito; a mas de 4.000 mts de altura, limitanbdo con Bolivia. 
Vamos....como para respirar aire puro.
Si te sobra alguna AVEMARIA...pidele a la Virgen
Maria, por este Obispo. Yo le conoci de seminarista y le tengo una enorme admiracion y cariño.


Pidele al Señor que se recupere pronto y pueda volver a su querida y ¡dificil! Prelarura. En estos momentos esta en Lima recuperandose de un transplante. 


Él trabaja en primera linea, pero nos pide el apoyo y la fuerza de nuestra oracion. 

Oye...¡que de verdad no te cuesta nada el rezar un poquitin por él y por sus curitas (pocos) y por sus feliegreses...tan pobres y humildes.


Dios te lo pagará...no lo dudes.

P. José Alvarez

lunes, 27 de agosto de 2012

PADRE JULIAN HERRANZ MONJAS


Natural de Segovia, España. Vino muy joven al Perú. Era delgado y ágil para todo. De él se cuentan muchas anécdotas.
 Cuando estaba trabajando en Yauyos, animó a los pobladores a construir una carretera alterna -por la otra parte del río para entrar a la ciudad-, ya que en invierno los huaicos dejaban inservible la única vía. Al comienzo todos apoyaban, pero al final se quedó casi solo y comentaba que “esa carretera la comenzó por amor a Dios y a los hombres, pero luego –al ver que no le ayudaban-, continúo la construcción por amor a Dios y al final, la acabó sólo por amor propio.
En una ocasión se subió a lo alto de un árbol, donde nadie suele subir y colocó un altavoz. El párroco que le sucedió no sabía cómo subir para arreglar dicho parlante, y se lo comentó. El P. Julián dijo que en cuanto pudiera lo arreglaba. Caminó, por los cerros, 12 horas, desde Quinches a Yauyos. Llegó, subió al árbol, bajó el altavoz e inmediatamente se regresó a su parroquia quinchina, volviendo sus otras 12 horas caminando.
 En Quinches animó a construir la carretera, desde Huacta hasta la sede parroquial. Se levantaba de madrugada, hacía la media hora de oración, rezaba su breviario, celebraba la Santa Misa y después del desayuno iba a trabajar con todo el pueblo en la carretera. Los quinchinos pensaban que se iba a cansar pronto, que ese trabajo no era para curas, pero les demostró que trabajaba de sol a sol. Era el que hacía el trabajo a conciencia y con ánimo alegre. Se ganó la confianza de sus queridos feligreses.
Un día de febrero, tiempo de lluvia, quedó para una reunión a 5pm con los pobladores de Cochas. Ellos dudaban de que el padrecito llegaría. Desde Quinches se puede ir por el camino plano y más largo, o bajar a la quebrada y luego subir. Ese día había lluvia, y los cochanos pensaron que no iba a estar presente el P. Julián en la reunión. Sin embargo, a las 5 en punto, estuvo allí. Claro que estaba empapado de agua y con algún barro en el pantalón ya que se había resbalado en algunas partes del camino. Pero llegó y cumplió su palabra.
Era el rey de la motocicleta. En una ocasión hizo una competencia con el P. Carlos González para ver quien llegaba primero desde Omas a Mala. En una parte de la vía, la carretera estaba interrumpida por un huaico que se había llevado el puente. Solo había una tabla estrecha que hacía de puente. Había que bajar hasta la quebrada para pasar con tranquilidad. Así lo hizo el P. Carlos, que iba primero. Cuando llegó al otro lado se puso a esperar al P. Julián, quien demoraba en llegar. Al cabo de bastante tiempo apareció una moto desde abajo. Era el P. Julián que estaba preocupado por el P. Carlos que ya no lo veía por la carretera. Y, es que el P. Julián había pasado con su moto por encima de la tabla, por donde solamente podían pasar los malabaristas.
En la parroquia de Mala era muy querido porque llegaba a todo. Le conocí allí, con sus 60 y más años encima. En una ocasión se malogró una lámpara del techo de la Iglesia, a la cual no se podía llegar porque estaba muy alta. El puso una mesa, luego una silla, después una pequeña banca y luego un taburete, y tambaleándose en el aire, arregló la lámpara.
Después de una Misa dominical de 7.30 de la noche se echó en una perezosa para descansar un poco después de un día llenó de trabajo, mientras esperaba que llegaran sus vicarios para cenar con ellos. Le avisaron que uno de sus vicarios se le había malogrado la moto por Coayllo y que se iba a demorar mucho. Inmediatamente, se puso su casco y tomo su motocicleta y salió en busca del susodicho presbítero para poder cenar juntos.
En otra ocasión llegó a la 3 de la tarde a sus clases de Teología Moral con algunos estudiantes del Seminario Mayor que funcionaba en Mala. Llegó tiritando de frío. Había venido en moto desde Viscas, en una tarde fría. Le dieron un café caliente antes de la clase, y continuaron.
En otras oportunidades íbamos temprano a la Iglesia para hacer la oración de la mañana. El nos habría la puerta de la Iglesia y, con mucha agilidad, si veía papeles en el piso del templo los recogía. En sus homilías, a veces, solía transportar el atril de pie de un lado del altar hasta el otro lado; en una ocasión la parte de arriba del atril se quedó sin pedestal y no se dio cuenta hasta que llegó al otro extremo.
Como la parroquia tenía muchas Misas, cuando llegaba algún sacerdote de visita le revestía para que le ayudase con alguna celebración; algunas veces, aunque él ya había iniciado la Misa, le llamaba y le cambiaba. Para recitar la plegaría eucarística, tomaba aire y luego recitaba el texto de modo rápido hasta que se le acababa el aire; otra vez, tomaba aire y seguía rezando hasta que perdía todo el aire.
Usaba el libro Antología de Textos para su predicación en las meditaciones, y nos decía que era un buen libro para la predicación y para la oración. Cuando nos predicaba en el oratorio del Seminario, en el tiempo de cuaresma, a veces, caminaba con dificultad como llevando algo que le hacía doler el cuerpo. También era un misionero nato. Con otros sacerdotes se dedicaron a las Misiones en la prelatura.
Cuando dos seminaristas quisieron con buena voluntad arreglar el grifo del baño y no lo pudieron hacer después de dos días, les dijo que tenían que ser más humildes y llamar a un gasfitero. Venía algunas veces a jugar frontón a la canchita del Seminario Mayor, o también a jugar pin pon.
El padre Julián murió en su ley. Como era muy dinámico, sin vértigo y dispuesto a todo, a sus 70 y tantos años en una parroquia de Segovia, puso un andamio alto para arreglar una lámpara del techo, pero perdió el equilibrio y cayó de cabeza rompiendo el piso de madera. Ahora, en el cielo estará yendo de un lugar para otro haciendo mil arreglos y favores.
P. Leoncio Cordova

PADRE VICTORIANO TIZON MONTENEGRO



Natural de Tuy-Vigo, Galicia. Es otro gallego que vale oro. Siempre con sus chascarrillos en los labios. Trabajó en Alis y Huarochirí. Tuvo muchas aventuras.
En Alis, le llamaban “el padre colorao” porque cuando caminaba, rápido y transpirando, se le ponía roja la cara. A los convivientes les decía que el matrimonio no es catrimonio (de catre), que había que unirse como Dios manda. En sus predicaciones decía que todos los hombres llevamos en nuestra vida como una alforja, donde en el bolso delantero vemos nuestras cualidades y detrás, no podemos ver nuestros defectos, y necesitamos que nos lo digan.
Un día que retornaba de Laraos, donde hay
hermosos andenes y una laguna muy bella, al no dar bien la vuelta en una curva, rodó con su wolswagen. Menos mal que se salió del carro, mientras este caía y se salvó de milagro. El alcalde que estaba en la esquina de su casa viendo cómo se marchaba el “padresito”, vio cómo se caía el carro y trató de ayudar al P. Victoriano. Al fondo del barranco quedó destrozado el “sapito”. Desde esa fecha ya no quiso manejar nuestro padresito.
El 2007, cuando volvió para celebrar las Bodas de Oro, le escuché narrar su vocación al sacerdocio, a los alumnos del Seminario Mayor y Menor, y en un programa radial. Decía que cuando era niño deseaba ingresar al Seminario Menor, pero su hermano mayor que estuvo allí, y enfermó, no se lo recomendó. Después de terminar los estudios secundarios ingresó a la Marina. Como frecuentaba la Misa, el capellán le dijo que porqué no se hacía sacerdote; él se franqueó y dijo que a él le gustaban las nenas y que así cómo iba a ser sacerdote santo. El padre le explicó que eso era una cosa natural y que también el sentía lo mismo pero que había de por medio un compromiso con Dios, quien ayudaba dando el don del celibato, y que de allí había que ser fiel a Dios como una persona que se casa. Después de esto ingresó al Seminario Mayor.
En el homenaje que se rindió a Dios y a los sacerdotes que trabajaron en Yauyos, se animó a cantar la canción de “el jardinero” porque se dijo que había que decir algo, ante tan magno evento. Siempre que escribe sus cartas las envía con “sabor andino”. Dice que vive en Yauyos, con el pensamiento.

Antes de volver a su tierra, estuvo un tiempo ayudando en la parroquia de Nuevo Imperial. En la pista hay carros en abundancia que le podían llevar, pero él prefería caminar. Le gustaba tanto caminar porque decía que así podía rezar más rosarios y saludar a la gente.
Publicado por Leoncio Córdova Vega

PADRE JOSE NOVATO MARTIN GARCIA


JOSE NOVATO MARTIN GARCIA
El P. José nació en Teruel en 1933. “Teruel también existe”, decía cuando le preguntaban sobre su origen. Era un sacerdote gordo, calvo y simpatico: “la pinta es lo de menos” también comentaba cuando se definía a sí mismo.
Era muy gracioso para todo. Cuando estaba estudiando en el Seminario Menor, nos fue a predicar un retiro en 1984. En esa meditación nos contaba –con todos los gestos y sonidos- cómo se había caído de una moto por atender otra parroquia. Era la primera meditación en la que nos matábamos de risa. Después de trabajar en en Huangáscar (sierra) y Pacarán, que está entre la costa y la sierra, bajó a trabajar –hasta su muerte- a Cerro Alegre (costa).
Allí continuó con el colegio parroquial. Le dio un impulso grande que llegó a ser el primer colegio de Cañete. Muchos querían estudiar allí. Luego aparecieron también otros colegios prestigiosos. El también tenía un alto concepto de su propio centro educativo porque –lo contaba- le “dolió” cuando un alumno del cuarto año de secundaria –que ahora ya es sacerdote- le dijo en 1987 que quería irse a estudiar al Seminario Menor “porque era un colegio mejor”. Comentaba el P. Novato que si el alumno hubiera dicho que quería ser sacerdote u otro motivo lo entendía, pero “no aceptaba” que el motivo principal fuera que su colegio no fuera tan bueno.
Sufrió muchas contradicciones de algunos pobladores de Cerro Alegre que no entendían sus trabajos y objetivos magnánimos. A veces, le tiraban piedra al carro o a la casa. En una ocasión unos ladrones entraron a robar su casa y se lo llevaron raptado. Como el P. Novato no podía callarse –desde que era niño- les fue razonando que no tenían ningún provecho tener un sacerdote raptado. Después de mucho razonar –que algún que otro ladrón razona bien- le soltaron fuera de la ciudad. Muchos de sus fieles, y algunos de los que le atacaban estaban rezando por la aparición de su párroco.
En sus clases también era chistoso. Nos daba clases de psicología. No paraba de contar chistes. La clase, por la tarde, era muy amena. Decía que entre construcciones y atención de su colegio y parroquia casi no había mucho tiempo para meter la mente en los libros de psicología. También contaba que siempre pedía al Señor, por adelantado, material y dinero en sus oraciones y actividades, de manera que cuando acababa un trabajo, ya tenía el dinero suficiente para comenzar otro. Asimismo, nos contó que un vaquero entro a un bar para tomar el licor más fuerte –y que le echaran de todo, y también una bala-, y después de beberse un vaso fuerte, se fue montado en su caballo. En la próxima ocasión, el vaquero llegó al mismo bar y pidió el mismo licor fuerte, pero esta vez pidió que no le pusieran la bala porque la vez pasada por hacer un poco de esfuerzo había matado a su caballo de un balazo y tuvo que seguir su camino a pie. Nos contaba muchas cosas más. Y, el P. Novato, nos decía que ya no quería contar más chistes porque comentaba que nosotros le íbamos a comunicar al obispo y este le iba a llamar la atención.
Cuando le decían que un nuevo sacerdote era muy bueno para predicar o confesar, decía: “escobita nueva, barre bien, pero la vieja, sabe dónde está la basura”. A mí me llamaba “filósofo” porque le hacía muchas preguntas, y me dijo que no pregunte tanto cuando viajara a España porque allí se iban a molestar y me iban a regresar; también –en una ocasión- por decirle que era un buen sacerdote, me dijo que mis palabras eran “muy prosopopeicas”, y tuve que ir hasta el diccionario para enterarme. En una ocasión en que parecía –por su profunda respiración- que dormía en una meditación, le pasé la voz para despertarle; se volteó y con voz fuerte y grave, dijo: “estoy más despierto que tú”; esto hizo que los otros sacerdotes soltaran la carcajada.
Predicaba muy bien. Con mucha lógica y gracia. En la fiesta del Señor de la Ascensión de Cachuy dijo que él nunca había visto crecer las uñas o los cabellos de la imagen del Señor de la Ascensión: cosa que estaba muy divulgada entre los fieles no muy practicantes y que van a peregrinar a Cachuy para cumplir alguna promesa a la imagen porque sino, dicen: “Cachuycito te va a castigar”. Fue nombrado “Monseñor” por ser Prelado Doméstico de su Santidad, juntamente con el P. Frutos Berzal y Mons. Josemaría Ortega Trinidad.
Fumaba mucho y comía embutidos, cosa que los médicos le habían prohibido, pero siempre decía que de algo hay que morir. Y así, fue el 2004. Su cuerpo está en la cripta del Santuario de la Madre del Amor Hermoso y su alma estará contando muchos chistes a todos sus amigos del cielo.
Publicado por Leoncio Córdova Vega
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