viernes, 5 de julio de 2013

RECORDANDO AL PADRE NOVATO



 El Padre Novato nació en Teruel el 20 de Junio de 1933. Hoy recordamos un año más de su nacimiento. Pero a la vez recordamos que en el año 2004, un día antes de su cumpleaños, se enfermó y estuvo internado hasta el 15 de Julio, día en que partió a la casa del Padre, por eso se publica un artículo de La Revista de la Prelatura de Yauyos del 2004, donde nos cuenta cómo era el Padre Novato y cómo pasó el último mes de su vida.

Una sonrisa que se fue al Cielo

Un día antes, el 19 de junio, Mons. Novato amaneció mal y le llevamos de inmediato al hospital, allí tuvo una recaída de consideración y hubo que trasladarlo a Lima. Entró en emergencia y rápidamente a cuidados intensivos. No podía hablar ni comunicarse con nadie. Era sábado, día de la Virgen y víspera de su cumpleaños. Estábamos consternados y sombrados por lo que había ocurrido. Empezamos a rezar.

El Padre Novato era un hombre alegre y divertido. Todos agradecían su presencia por su extraordinario don de gentes. Estaba pendiente de los demás y conseguía con mucha facilidad que todos la pasaran bien. Poco antes de caer enfermo había sido el cumpleaños de su vicario parroquial. Organizó una parrillada y él mismo colaboró en la preparación batiendo el fuego con mucha ilusión y probando la sazón de los alimentos. Se la pasaba en grande como anfitrión y gozaba cuando veía felices a los demás.

El P. Novato había llegado al Perú en 1966. Su primera parroquia fue en la sierra de Huangáscar, luego fue trasladado a Pacarán y después a Cerro AIegre, su última parroquia.

EI amor y la fidelidad a su vocación hizo que estuviera pendiente de sus hermanos sacerdote: para que sean fieles a sus compromisos. Rezó por ellos y por las futuras vocaciones. Pregunta; frecuentemente por los seminaristas, con nombre y apellido, los conocía a todos y procuraba alcanzarles con mucho cariño algo de su experiencia con palabras claras y precisas, dichas con la urgencia de un padre que vela por sus hijos. Animó a varios chicos a entrar al Seminario y a otros a que participaran de algún medio de formación para la juventud. Fue un buen director espiritual de sacerdotes y seminaristas. Quienes le escuchaban encontraban en él un sacerdote que decía las cosas sin rodeos, con franqueza y sinceridad, animando siempre o todos. Contagiaba con su optimismo y alegría.
Organizó con mucho entusiasmo los Cursillos de cristiandad por los que han pasado cientos de hombres y mujeres de la Prelatura. Todos le recuerdan con cariño.

En Cerro Alegre tuvo sus principales proyectos. Dirigió la reconstrucción de la fachada de la iglesia, construcción de la casa parroquial y las casas de retiros. Antes de fallecer estuvo impulsando la construcción de la casa de las religiosas y algunas obras de ampliación en el colegio parroquial “San José”, donde era Director. En la parroquia se ocupó también de cuidar el decoro y la dignidad de los ornamentos y vasos sagrados. Poco a poco iba mejorando la iglesia: bancas de mayor calidad, nuevas imágenes, mejoras en la sacristía, etc.

El P. Novato era socio de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz. Quería mucho a San Josemaría Escrivá y estaba totalmente identificado con su vocación al Opus Dei. Asistía puntualmente a sus medios de formación que aprovechaba valorándolos mucho. Siempre manifestó su agradecimiento por las atenciones que recibía. Y no dejaba de impulsar con entusiasmo los apostolados del Opus Dei, en Valle Grande y en Condoray, tratando de conectar a los fieles de su parroquia o a los empleados o profesores de su colegio.

El  último año que estuvo con nosotros no dejó de rezar por el nuevo obispo de la Prelatura.

El P. Novato estuvo 25 días en cuidados intensivos antes de fallecer. El Señor quiso purificarlo más para llevárselo al Cielo. Él, que era un gran conversador, estuvo totalmente incomunicado. No podía porque los tubos se lo impedían. Lo veíamos apagarse poco a poco rodeado de nuestro cariño y nuestras oraciones. Muchas personas fueron a visitarle, preguntaban por él todo el día. En el hospital los médicos y las enfermeras se portaron muy bien. A su lado había mucha paz. A pesar de estar en cuidados intensivos facilitaron las cosas para que se le pudiera ver. El P. Ignacio Hemández vino especialmente de Teruel (España) en nombre de su familia y de su pueblo. Estaba muy impresionado por el cariño que había a su lado.
Su corazón ya no pudo más y el 15 de Julio último dejó de existir, tres días antes del Curso Teológico de Lunahuaná.

Esa misma fecha llegó por la noche a la parroquia de Cerro Alegre. Todos le esperaban con cariño. Sus restos se colocaron en la iglesia y empezaron las Misas. El templo siempre estaba lleno de gente, en todo momento. El sábado l7 se trasladó a san Vicente para la Misa de exequias en el santuario de la Madre del Amor Hermoso. Los funerales fueron impresionantes. El Santuario estaba lleno. Muchos llegaron de Lima para rezar junto a sus restos. El 15 de Agosto, fiesta de la Virgen de la Asunción, así se llama la parroquia de Cerro Alegre, se celebró la Misa del primer mes. La iglesia estaba totalmente llena. Fueron momentos llenos de recuerdos y de oración serena por su alma.

Monseñor Novato descansa en la cripta que hay en el Santuario al lado del oratorio donde hacía siempre sus retiros mensuales. No olvidaremos la extensa y gigante sonrisa que era la expresión de la enorme alegría que llevaba en su corazón. Ahora en el Cielo seguirá sonriendo delante de Dios

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